lunes, 30 de enero de 2012

Rodar en grupo

A pesar de que las motos son los vehículos más individuales que existen, lo cierto es que también son muy «sociales»: no solo nos gusta salir eventualmente acompañados de un pasajero para compartir las emociones de la conducción sobre dos ruedas, sino que también nos gusta quedar con otros amigos o compañeros para hacer excursiones en grupo.

Después de varios capítulos muy centrados en aspectos técnicos e incluso teóricos de la conducción de una moto, la semana pasada y ésta nos estamos «relajando» un poco viendo temas más directamente relacionados con nuestra actividad cotidiana, antes de afrontar otro capítulo muy interesante, pero también muy técnico, las frenadas, que veremos la semana próxima.

Mientras tanto, es sábado por la tarde y nuestro amigo olvidado del instituto nos llama por teléfono porque nos cruzamos en un semáforo con nuestras motos el otro día y quiere quedar para salir a dar una vuelta el domingo con unos amigos. Mientras nos comenta el recorrido previsto, por nuestra cabeza pasan rápidamente recuerdos de alguna otra salida en grupo, con gente desconocida, que demasiado fácilmente acaban descontroladas con piques, pasadas de frenada, tiempo perdido en gasolineras...

Así que, como suele pasarnos, declinamos la invitación y ese domingo salimos en solitario a dar una vueltecita para comprobar que nuestras curvas favoritas siguen donde estaban. Pero no tiene por qué ser así.

Es perfectamente posible salir en grupo y pasarlo en grande, ya sea a ritmo tranquilo para admirar el paisaje con algún destino de interés gastronómico o turístico, o a ritmo más alegre para disfrutar en grupo de las sensaciones que nos ofrecen nuestras motos. ¿Cómo encuentras un buen grupo para salir confiado?

Pues puedes encontrar gente así en tus salidas en solitario, y en eso consiste buena parte de la vida social del motorista, pero otra buena solución es crearlo tú mismo.

Comunicación
En cualquier cosa que hagas en la vida en la que no estés solo, la comunicación es fundamental. Con tu pareja, con tu familia, en tu trabajo, en el tráfico... Si consigues que los demás sepan qué quieres, qué vas a hacer y consigues saberlo tú de los demás, todo será más fácil.

Cuando salgas en moto con más gente, la comunicación es igual de importante: interesa hablar antes y después para establecer ciertas pautas y normas o comentar la aventura de turno, e interesa ser capaces de comunicarse por gestos y señas de forma inequívoca.

La tecnología ha puesto a nuestro alcance medios para mejorar esa comunicación pero no todos llevamos casco con bluetooth, manos libres e intercomunicadores (cosa que explica lo bien organizados que van, por ejemplo, los grupos de Honda GoldWing que sí lo llevan), así que los gestos con las manos y las luces deberán establecerse antes para que todos sepan qué hacer en cada ocasión.

El ejemplo más evidente, cuando necesitas repostar porque te ha entrado la reserva... Y hablando de repostajes, el tema de las normas es igualmente importante. Cuántas veces nos ha pasado quedar con varios amigos, y que uno llega siempre con el depósito vacío retrasando la hora de salida de todos.

Pues ahí tienes la norma número uno: llegar a la cita con la moto «llena» (y, norma número dos, el cuerpo «vacío»). Si la cita es para un viaje, y entre nuestros amigos está el típico que usa pulpos del siglo pasado comprados en el «todo a cien», ya sabes qué es lo siguiente: salir tarde tras ayudarle entre todos a sujetar bien el equipaje y, a pesar de todo, acabar teniendo que parar «como siempre» a recoger esa bolsa que ya veíamos hacía rato que iba a salir disparada por la fuerza del viento...

Con uno de éstos en el grupo, el viaje ya empieza mal antes de arrancar motores. Puede que solo salgas a dar una vuelta, a buscar curvas y disfrutarlas. También para eso puedes y debes establecer normas: por ejemplo, una buena idea es usar las zonas rápidas o las rectas como zonas de reagrupamiento, de crucero tranquilo.

Además (y contra toda lógica que no sea recaudatoria) es justamente en las rectas donde se ponen los radares, fijos o no, así que no superar demasiado (dentro del límite que todavía es sólo un peaje, sin puntos) los límites legales no castigará apenas los neumáticos traseros e implicará consumos mínimos de combustible.

Acordar ese ritmo para las rectas o zonas rápidas permitirá descansar y relajarse, y que alguien rezagado pueda recuperar el terreno perdido sin forzar demasiado las cosas. La diversión de verdad está en las curvas, allí es donde conviene «emplearse» para pasarlo bien, siempre con los márgenes que hemos estado viendo en anteriores capítulos; pasar por las rectas poniendo a prueba las prestaciones de nuestras motos no es tan divertido, y puede llevarnos fácilmente a salir en las noticias si por desgracia hay algún «cazador» (radar) cerca, además de reducir drásticamente la vida del neumático trasero. Sin entrar en que, a ciertas velocidades muy por encima de las legales, cualquier distracción o error puede ser desastroso...

Otra buena costumbre es no rodar en fila india, sino hacerlo «escalonadamente » aprovechando el ancho del carril, para que así el líder pueda ver de un vistazo que todos están ahí. A la hora de las curvas la situación cambia y no queda más remedio que ir en fila india si todos deben estar en la trazada correcta. Eso sí, una excursión no es una carrera y no hay necesidad de rodar pegados ni, mucho menos, pretender pasarse en situaciones apuradas...

Cuidado porque lo que para nosotros puede ser algo con margen puede que sea por encima del límite del otro. Si ves que alguien con mejor ritmo que tú te sigue muy pegado, de cerca, déjale pasar tranquilamente y será un problema menos para ambos, además de que quizás siguiéndole veas dónde gana terreno... o compruebes que pone más ganas que técnica y estás más tranquilo sin tenerlo detrás.

Y, por supuesto, si llevas pasajero sé consciente de ello, de que aun habiendo regulado la moto como vimos la semana pasada, el ritmo es absolutamente diferente del de cuando vas solo, que la moto no puede inclinar tanto, y que a fin de cuentas eres responsable de otro.

De viaje
Cuando llegan las vacaciones, o las grandes concentraciones, es la hora de viajar sobre dos ruedas. Viajar en solitario es sencillo: tú decides en todo momento. Pero hacerlo en grupo cambia mucho, de entrada convendrá haberse sentado antes a hablar y planificar con calma la ruta, a decidir las distancias diarias a recorrer. En esta cadena el eslabón que cuenta es el más débil, así que será el que tenga menos experiencia quien decidirá cuántos kilómetros haréis al día.

Sería un error garrafal forzar a alguien a «estirarse» más allá de su límite, a obligarle a acabar las jornadas con más kilómetros de los que es capaz de aguantar cómodamente: estresante y peligroso.

Planifica las etapas generosamente y así a nadie le entrará el pánico si hay algún retraso (mal tiempo, avería, cansancio imprevisto...). Otro tema a tener en cuenta es que el ritmo no puede ser constante durante todo el día: tenemos momentos álgidos de resistencia y concentración, pero también tenemos momentos bajos.

Para seguir el ritmo natural del organismo conviene ponerse a los mandos pronto por la mañana, para aprovechar ese primer tiempo de «buena forma» que va de las siete de la mañana a mediodía. Ahí llega un bajón, momento ideal para sentarse en una mesa y reponer fuerzas; incluso puede ser bueno hacer una parada no muy larga hacia las once, y luego parar a comer. Pasada esa parada de la comida, nuestro organismo volverá a estar «a tope» durante unas horas para terminar la etapa del día en condiciones óptimas.

En la mesa el equilibrio es lo mejor, como siempre. Ni una comida «al vuelo» (bocadillo de pie) ni un ágape que nos deje «fuera de juego». Pero tampoco hay por qué no disfrutar de las comidas, a fi n de cuentas, ¿no estaremos de vacaciones? Y la bebida no es menos importante, nada de alcohol por supuesto, pero sí mucha hidratación, no solo en la mesa, sino durante el camino: que no falten botellas de agua y/o zumos de frutas.

El mejor remedio contra el dolor de cabeza, el cansancio o la falta de concentración es una buena hidratación. Y sí, eso implicará parar para ir al baño además de rehidratarse, así que sí, hay que contar con unas cuantas paradas, con algo de tiempo perdido aquí y allá. Pero, de nuevo, ¿no estamos de vacaciones? Pues a tomárselo con calma.

http://www.motociclismo.es/consejos/tecnicas-conduccion/articulo/rodar-en-grupo

jueves, 26 de enero de 2012

Regula las suspensiones para viajar acompañado

Al contrario de la creencia popular, aumentar la precarga del muelle no «endurece» el propio muelle. Cada muelle tiene su constante de deformación por construcción (diámetro y tipo del acero, número de espiras) y eso no cambia ya esté el muelle totalmente relajado (desmontado del amortiguador) o muy comprimido; esto es así en un muelle lineal, los hay que no lo son (con espiras a diferentes distancias por ejemplo), pero para simplificar veremos este ejemplo.

Hay que tener claro que cuando cambiamos la precarga modificamos la altura de trabajo del muelle y la suspensión, y por tanto de la moto en sí.

Cuando la moto lleva solo al piloto o cuando lleva también al pasajero mantiene una distancia libre al suelo similar si aumentamos la precarga, aunque las fuerzas son mayores (más peso, más precarga).

Si no fuera así, la moto estaría más baja de atrás perdiendo agilidad y distancia libre al suelo. Con más precarga, el recorrido negativo es menor (la moto se hunde menos) y así cuando llevamos pasajero el resultado final es similar a si estuviera solo el piloto.

Regulación de la precarga: aquí tienes el clásico sistema de rueda almenada con llave fija, que permite modificar la precarga.

Deberás cambiarla para llevar pasajero y no perder demasiadas cualidades dinámicas. En otras motos la regulación es más fácil, con un sistema hidráulico y una rueda de regulación remota (más a mano), o más difícil, con el amortiguador menos expuesto y accesible.


SuspensionesTres conceptos básicos de la suspensión
Vamos a hacer un rápido repaso de qué es, cómo funciona y qué se regula en una suspensión (delantera y trasera), pues en este capítulo se habla mucho de todo esto y conviene aclarar conceptos, antes de que comiences a liarte con la terminología. Cualquier suspensión consta de la parte móvil que es guidada por un mecanismo, normalmente el basculante detrás y una horquilla telescópica delante, un elemento «elástico» (muelle) que hace que ese movimiento no sea libre sino que parta y vuelva siempre a una posición determinada, y un elemento «frenante» (amortiguador hidráulico) sin el cual el elemento elástico estaría provocando oscilaciones sin fin.

Hidráulico a comprensión:

El amortiguador «frena» el muelle. En ocasiones es posible regular independientemente el efecto de ese freno cuando se comprime la suspensión. Es el llamado por ello reglaje de hidráulico a compresión. Si lo endurecemos, cuando la suspensión deba hundirse (bache, frenada delante, aceleración detrás, cambio rápido de dirección) lo hará más despacio. En motos de competición o deportivas de alta gama este reglaje tiene dos regulaciones: de «alta» y «baja» velocidad, para controlar las oscilaciones bruscas o suaves respectivamente. Curiosamente ocurren cuando se circula a velocidad inversa a la regulación correspondiente, lo que genera confusión: la suspensión se moverá suavemente en oscilaciones por vías rápidas y ahí juega el hidráulico a baja velocidad (lo que se mueve despacio es la suspensión).

Hidraúlico a extensión:

Tras una compresión, el muelle quiere recuperar su posición original. El freno a ese movimiento es el hidráulico a extensión. Los primeros amortiguadores se inventaron para esto ya que su función primitiva era evitar las oscilaciones de las suspensiones («baile») por la elasticidad del muelle. Si se endurece demasiado, el muelle tardará en recuperar su posición original y podemos perder recorrido útil; si está blando, la moto bailará o recuperará recorrido demasiado bruscamente y, por ejemplo, al soltar frenos entrando en curva tendrá reacciones más vivas al subir más rápido la horquilla.

Precarga:

El muelle que controla los movimientos de la suspensión nunca está «libre». Con la moto sola, soporta la parte del peso de ésta que le toca; con el piloto a cuestas, se suma su peso al de la moto; con pasajero, más peso. En marcha, los apoyos también trasladan carga al muelle: delante frenando, detrás acelerando, etcétera. La «precarga» es la cantidad de «peso» con que cargamos al muelle antes de someterlo a mayores pesos o fuerzas, para evitar que se hunda demasiado. A mayor carga, más precarga deberemos dar al muelle para evitar que se hunda tanto que perdamos recorrido útil de la suspensión: por eso debemos aumentarla si vamos a llevar pasajero.


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lunes, 23 de enero de 2012

PRESIONES CON PASAJERO

Si a estas alturas ya tienes clara la importancia de ajustar las precargas de los muelles en la suspensión cuando llevas pasajero o más carga, no deberías tener menos claro que también las presiones de los neumáticos deben adaptarse a las nuevas condiciones.

Hemos insistido ya varias veces en lo importante que es mantener las presiones de tu moto en sus valores correctos, ya que unas pocas décimas pueden tener resultados catastróficos. Ser consciente de que al llevar pasajero debemos cambiarlas puede ser un buen «truco» para evitar olvidos, ya que muchos usamos la moto en solitario entre semana, y a dúo el fin de semana.

Antes de salir acompañados revisamos la presión, y al regresar la volvemos a dejar en su valor correcto, y así siempre llevamos la moto con las presiones ideales, evitando olvidos. La importancia de retocar la presión, sobre todo del neumático trasero, viene dada porque el error será el equivalente a llevar la presión demasiado baja cuando andamos solos.

La carcasa se deformará demasiado provocando falta de precisión en la trazada e incluso en casos graves excesivo calentamiento, más desgaste y pérdida de prestaciones (agarre). Del mismo modo que debemos «avisar» a las suspensiones de que van a tener que soportar cargas mayores, aumentando la precarga de los muelles, también debemos «preparar» a los neumáticos de ese aumento de la carga dando más presión para compensar el peso de forma que la carcasa se deforme lo mismo, y no más, de cómo lo haría con el piloto solo.

Puedes subir la presión del trasero, si usas radiales de los habituales de medida mayor a 160, hasta 3’0 kilos, mientras que delante puedes subir de los habituales 2’3 ó 2’4 hasta apenas 2’5 ó como mucho 2’7 kilos, para mantener la estabilidad en frenada y precisión al girar (delante apenas hay sobrecarga, salvo cuando tenemos apoyos con fuerte transferencia de peso).

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sábado, 21 de enero de 2012

REGLAJES PARA DOS

En capítulos anteriores repasaba Motociclismo cosas que debemos tener presentes cuando no vamos solos en nuestra moto. Básicamente, el mayor cambio es que aumentamos notablemente el peso del conjunto, perdiendo prestaciones, y lo hacemos casi exclusivamente sobre un eje, el trasero, lo que cambia la geometría para hacer la moto menos ágil.

Podemos tener la deportiva más eficaz, que cuando vayamos acompañados quedará seriamente recortada en ambos sentidos, y además seremos responsables de otra persona con lo que nuestra conducción deberá adaptarse de acuerdo a ello. Muy bien, ya sabemos todo el cuidado que debemos tener cuando llevemos pasajero o/y mucho equipaje....

Pero, en realidad, esos cuidados empiezan antes de subirse en la moto y arrancar. Como te contamos en detalle en estas mismas páginas la semana pasada, cuando un pasajero se sube a nuestra moto su peso descansa casi íntegramente sobre el tren trasero, afectando muy notablemente al reparto de pesos, la geometría de dirección y, por lo tanto al comportamiento de nuestra moto.

Date cuenta que una moto media pesa hoy día en orden de marcha entre 200 y 250 kilos, más nuestros, digamos, 75 kilos (el equipamiento motorista pesa mucho, entre casco, chaqueta, botas...) estamos en unos 275 a 325 kilos en orden de marcha.

Un pasajero que sume otros 65 ó 70 kilos significa aumentar en más de un 20 por ciento el peso total, y ese peso extra irá solo a un extremo, provocando el máximo desequilibrio. Y eso sin contar el equipaje, que pueden ser fácilmente otros 20 kilos o más.

Si tenemos en cuenta que el día que repasamos las fuerzas en juego en una moto en marcha vimos que, en ocasiones, ligeras presiones producían grandes cambios, es obvio que esta carga extra alterará mucho el comportamiento de la moto. Y una cosa es acompañar a alguien a la parada del metro o a la esquina, y otra muy diferente es salir de excursión «dominguera » acompañado, o incluso afrontar un largo viaje. En ambos casos piloto y pasajero buscan disfrutar del viaje, y de su moto, no pasarlo mal…

¿Qué tocamos?
Las motos modernas nos han «mal acostumbrado» a no hacerles prácticamente nada fuera de las revisiones preceptivas en el taller oficial, y el eventual repaso a las presiones de las ruedas («ejem», ¿cada semana, verdad?) o nivel de aceite del motor.

A veces incluso cuesta recordar dónde estaban las herramientas originales... Pero en esa bolsita está algo que nos ayudará mucho, salvo que nuestra moto tenga reglaje remoto: la herramienta para cambiar la precarga del muelle o muelles de suspensión trasera.

Date cuenta que incluso los scooter o motos más sencillas y económicas, sin ninguna otra posibilidad de ajuste, sí tienen ese reglaje. Eso es porque todos los fabricantes saben la importancia que tiene poder dar más precarga al muelle antes de subir un pasajero, para evitar que la suspensión se hunda quedándonos sin recorrido, sin distancia libre a suelo y con un comportamiento mucho más torpe e impredecible. Úsalo, y si no recuerdas bien el reglaje original es tan fácil como dejarlo «blando» para ti solo, y «duro» para cuando vayas acompañado (incluso de tope a tope).

También el neumático trasero sufrirá mucho más al recibir casi toda la carga. Si recuerdas la tabla de reparto de peso que publicamos con nuestro ejemplo práctico, casi todo el peso extra se iba «atrás», una moto que en vacío tenía un reparto prácticamente 50%-50% pasaba a soportar 156kg delante (por 118 vacía) y nada menos que 270 kg detrás (116 kg en vacío). También ahí deberemos aumentar la «precarga», en este caso la presión de hinchado, en unas décimas.

Puesto que el muelle del amortiguador llegará a acumular más energía, es bueno (si es posible) endurecer ligeramente el hidráulico a extensión; endurecer a compresión, en las motos en que ese reglaje independiente existe. Ayudará a «sentir» menos el peso extra en cambios de dirección rápidos o para evitar aligeramientos frontales súbitos al acelerar, ya que la suspensión no se hundirá tan rápidamente en esos casos.

Cuando la suspensión trasera se hunde más de lo normal, hay motos en las que la tensión de la cadena cambia bastante (más tensa). Cuidado con eso, es un buen momento para revisar la tensión (y engrase) de nuestra cadena, y no sería la primera vez que una cadena vieja y mal cuidada, al recibir un «tirón» en un bache acelerando acompañado de pasajero, se parte. Romper una cadena es una de las peores cosas en moto: puede engancharse y bloquear la rueda trasera, puede partir el cárter, puede golpear una pierna... Cuidado. Revísala, hará falta un tercero.

Como ves, son muchos los parámetros que podemos revisar, y regular, cuando vamos a llevar pasajero, y controlar algunos de ellos (como las presiones) nos pueden venir bien como recordatorio para cuando vamos solos… Pero cuando vamos acompañados debemos ser doblemente responsables no solo con nuestro pilotaje sino con la puesta a punto de nuestra moto.

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jueves, 19 de enero de 2012

Cómo importar una moto desde Inglaterra

Comprar vehículos de segunda mano en países europeos es una práctica que se lleva haciendo desde hace mucho tiempo. En la actualidad todos estamos bajo el «paraguas» de la Unión Europea, que también afecta a los vehículos.

Al ser comunitarios se ajustan a las mismas normas y tipos de homologación con pequeñas excepciones. Pero siendo mercados distintos, los precios y modelos son también diferentes, se abre aún más el abanico de posibilidades y se pueden encontrar suculentos chollos, solo hay que encontrarlo y traerlo.

Particularmente interesante es el caso de Inglaterra, la devaluación de la libra esterlina frente al euro (a fecha de la redacción de este artículo 1 libra = 1,16 euros) hace que sea un mercado atractivo para comprar motos usadas. Aparte, en el mercado inglés desde los años 60 vieron que la única forma de atraer al consumidor era bajando los precios a través de ofertas, esto provocó una feroz guerra de precios entre las grandes marcas, un «confl icto» con un claro vencedor: el cliente.

El mercado de motos de gran cilindrada fue desarrollado principalmente en Inglaterra -es el caso de las Vincent, Norton y Triumph de los años 50-, por lo que es uno de los más interesantes de Europa por razones históricas. Los japoneses no eran capaces de convencer al cliente inglés -que es muy patriota- de comprar motos de su país, en un principio consideradas como copias baratas de las clásicas inglesas.

El ejemplo de la Honda CB750 en los años 70 fue determinante, tuvo que bajar el precio a casi dos tercios frente a sus rivales europeas para conseguir que los ingleses llegaran a tomar en consideración esta moto, que además era muy superior a las Triumph y Norton de la época.

A día de hoy -y más ahora con la que está cayendo- los precios de las motos nuevas son más bajos que los de España, y me refi ero tanto a motos europeas como japonesas, además prácticamente todas las marcas ofrecen fi nanciación al 0% de interés, regalan accesorios, etc. La razón es que, a parte de que Inglaterra es donde más motos nuevas se compran cada año en Europa, los ingleses consideran la moto más como un juguete para verano que como un método de transporte, por lo que cambian de moto más frecuentemente. Además, no hay que olvidar que Reino Unido es el mercado de referencia cuando las marcas hacen sus análisis fi nancieros.

Un animado mercado de moto nueva es directamente proporcional a un nutrido mercado de moto usada, cuenta además con dos atractivos añadidos: uno es que abundan los modelos que nunca se han vendido en España, lo que aporta un toque de exotismo extra; y dos, casi todas las motos de segunda mano vienen ofrecidas con numerosos y jugosos extras.

Todo esto es muy bonito pero no hay que olvidar que el Reino Unido es una isla con lo que, aparte de muchos kilómetros, nos separa un gran «charco» que irremediablemente debemos de atravesar al menos un par de veces (ida y vuelta), pero lo hemos tenido en cuenta y aun así, puede salir más barato comprar una moto usada allí. Esto pinta bien, ¿verdad?

Proceso de compra
Tras localizar la moto y ponerte de acuerdo con el vendedor en cuanto al precio, hay que ir a verla (una o varias) en avión. Una vez vista y estar de acuerdo, hay que hacer un contrato de compra-venta en el que consten todos los datos tanto del comprador como del vendedor, tal y como se hace en España.

Es importante que en la documentación de la moto -documento llamado V5-, aparte de todos los datos fundamentales (matrícula, número de bastidor, etc), conste el tipo de homologación. Está en el apartado K («Type approval number») y es un código de 12 dígitos. Para saber si está homologada en Europa el primer dígito debe ser «E» (normalmente E11). No está de más pedir la fi cha técnica de la moto, a diferencia de España ésta no viene con la documentación de la moto, pero no es frecuente que el dueño la tenga, en ese caso hay que pedirla al fabricante. En España sería válida una ficha reducida emitida por un ingeniero técnico (en una ITV homologada deberían de facilitar datos de estos ingenieros), pero tendría un coste aproximado de unos 130 euros.

Fíjate bien que en la ficha técnica vengan las emisiones de CO2, un dato que posteriormente te pedirán en Hacienda. Es posible que no aparezca, allí no están obligados a ponerlo, en ese caso hay que pedírselo al ingeniero ya en España.

Para la transferencia o cambio de nombre el comprador debe quedarse con la parte 10 del documento V5, es lo que demuestra que la moto está a su nombre. No está de más hacer una fotocopia del V5 antes de cortar el apartado 10 (por si acaso). El resto del documento el vendedor debe mandarlo a la DVLA (Tráfico en Reino Unido). Se puede hacer en cualquier oficina de correos y el franqueo está pagado, es decir, es gratis.

En la «Post Office» (Correos) se pide un sobre y se manda, dentro de ese sobre hay un documento, denominado SORN, que sirve para dar de baja a ese vehículo en Inglaterra ya que va a ser exportado.

Cuando la DVLA (la DGT inglesa) lo reciba generará un nuevo documento V5 y lo mandará al nuevo propietario. Si la vas a traer en marcha tendrás que contratar un seguro temporal (una semana o un mes) en una compañía de seguros inglesa. Si la compras mediante MCN (Motorcycle News), te regalan una semana de seguro gratis.

Transporte
Una vez llegado a este punto tienes dos opciones: mandar la moto a través de una empresa de transportes o traerla en marcha. Para el primer caso, una buena opción es mandarla por la empresa Lynx, especializada en transporte de productos grandes. El precio dependerá de muchos factores, entre ellos el peso y tamaño de la moto, puedes contratar además un seguro por si hay algún tipo de daño de la moto durante el transporte.

El coste mínimo puede estar entre 350 y 500 euros. Hay otras empresas, las mejores para estos envíos son normalmente las pequeñas independientes, casi todas se pueden encontrar en el mismo Gumtree (anuncios clasificados). Aparte del seguro mínimo que incluye el envío, es recomendable sacar un seguro de envío independiente.

En caso de traértela en marcha lo recomendable es que cojas uno de los estos dos ferrys: Plymouth – Santander (Britanny Ferries) es más rápido y barato, pero no funciona todo el año. O Portsmouth – Bilbao (P&O Ferries), es más caro y algo más lento, cualquier época del año.

Legalizarla
Antes de pasar la ITV tendrás que cambiar el faro, es el único elemento que diferencia a las motos inglesas de las españolas. En Inglaterra al conducir por la izquierda el faro está orientado ligeramente hacia el lado izquierdo, en España es al revés. Para conducir de forma provisional existen unas pegatinas que se ponen en el faro y hacen un efecto similar, sobre todo para que no deslumbres a los que vienen de frente.

Hay que asegurarse de que el velocímetro marque la velocidad en kilómetros por hora. En Inglaterra se mide en millas, pero casi todas las motos tienen doble medición, tanto en los relojes analógicos como en los digitales.

Con toda la documentación en mano (documentación de la moto, fi cha técnica y contrato de compra-venta), hay que pasar la ITV. Allí verifi carán toda la moto, con lo que asegúrate que todos los elementos son los originales. Latiguillos metálicos, cúpula opcional y otro tipo de accesorios no originales pueden hacer que la moto no sea apta y tengas que volver otro día con los cambios hechos...

Ya con la ITV pasada hay que ir a Hacienda a pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, cuyo valor depende de tres factores: modelo y año de la moto, cilindrada y emisiones de CO2. Hasta 600 cc tiene un coste aproximado de 60 euros, a partir de ahí se dispara. Una 1.000 está en torno a 140 euros.

El siguiente paso es ir a la Jefatura Provincial de Tráfi co que te corresponda a rematricularla, si tienes todos los papeles el trámite será sencillo y no excederá de los 100 euros. Lo de esperar colas depende de la ciudad: en Madrid mejor cógete el día libre... Con eso ya tendrás tu moto nueva.

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lunes, 16 de enero de 2012

¿Qué es y como se genera el agarre?

Cuanta mayor sea la fuerza que queramos trasladar a través de la unión neumático-asfalto, porque estemos acelerando mucho o porque estemos pasando muy rápido por una curva con gran inclinación, necesitaremos un asfalto con poros más profundos y un neumático con goma más blanda y deformable, que se «clave» en esos poros y nos ofrezca máximo agarre.

Los compuestos de goma modernos se diseñan de forma que ofrezcan una buena capacidad de deformación a bajas temperaturas: si, por el contrario, la goma se volviera dura y rígida en frío, el neumático no podría sufrir esas pequeñas deformaciones microscópicas, no se agarraría a las pequeñas muescas y poros del asfalto y tendríamos adherencia baja.

Sin embargo, hay un estado en el que conseguimos todavía más agarre: cuando existe un pequeño deslizamiento mientras se rueda, una especie de «microderrapaje» sobre la rugosidad del asfalto.

La goma se deforma bajo el peso de moto y piloto y por el efecto de las fuerzas longitudinales y transversales, volviendo a su forma original con dificultades: «va», pero no «vuelve» del todo.

A esto se le llama «histéresis» del neumático, porque es un ciclo con pérdidas progresivas, y con un ejemplo sencillo entenderás qué queremos decir: cuando clavas la uña en un neumático deportivo caliente ves como queda la marca durante un tiempo allí.

Rodando lo que ocurre es que el neumático «calca» la forma del asfalto por el que rueda, adaptándose a su rugosidad y mejorando la adherencia.

Las llamadas «microrrugosidades» pueden tener un tamaño de entre 0,001 y 0,1 milímetros y mejoran la adherencia en mojado, mientras que las «macrorrugosidades» están entre 0,1 y 10 milímetros, y son determinantes especialmente con el asfalto en seco. Ahí es donde «muerde» el neumático.

A temperaturas demasiado bajas el neumático frío se encuentra en estado «vítreo» y es demasiado duro como para «copiar» la superficie. Cuando sube la temperatura el neumático se calienta, recupera su comportamiento elástico y vuelve a amoldarse a la carretera.

El punto de apoyo del neumático, la «huella», es la única zona de contacto de la moto con la carretera.

El agarre lateral se genera en unos 38 cm² de superficie y además hay que tener en cuenta que solo una pequeña parte de esta superficie está con contacto directo con el suelo en cada instante.

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sábado, 14 de enero de 2012

La carga modifica las prestaciones

Hemos visto cuánto puede modificar un pasajero el comportamiento en curva de nuestra moto, pero su peso también cuenta a la hora de acelerar y frenar. Al llevar a alguien no solo debemos estar más concentrados en la conducción por la responsabilidad añadida de llevar a otra persona.

El mayor peso, sobre todo si además vamos cargados (equipaje) tendrá una gran influencia en las aceleraciones y frenadas y deberemos tenerlo muy en cuenta en nuestras salidas o viajes. La rueda trasera soportará mucha más carga y, en proporción, la delantera menos.

Será más fácil que la rueda delantera se quede en el aire cuando aceleremos con ganas o en marchas cortas, así que cuidado con abrir gas demasiado bruscamente con el motor en zona de buena potencia. El aligerameniento de la dirección, en muchas motos deportivas o naked y dependiendo de qué neumáticos llevemos, puede aumentar mucho la tendencia a las sacudidas («shimmy») de dirección, no solo en aceleraciones sino andando con normalidad.

No conviene pues soltar el manillar más que cuando sea imprescindible, y tampoco vayas con una mano suelta si no sabes bien cómo se porta la dirección de tu moto cuando llevas pasajero. No serías el primero que, por tocar la pierna a tu acompañante, tienes que volver a agarrar el manillar apresuradamente...

Por otra parte las frenadas se alargarán, y será más importante que nunca hacerlas «en dos tiempos», tocando suavemente el freno para no dar más presión hasta que hayamos notado que se ha transferido más peso hacia la rueda delantera. Si aprietas la maneta bruscamente bloquearás fácilmente la rueda, todavía descargada.

A cambio el freno trasero cobra más importancia en esa fase inicial de frenada, justamente porque va más cargada. Fíjate en la tabla de mediciones de frenada, cómo se alargan éstas con pasajero; y fíjate cómo lo hacen en bajada. Cuidado en esas condiciones al bajar puertos por ejemplo, y más con pasajero.

En el paso por curva debes tener cuidado con dos cosas: primero, las suspensiones se hundirán más (sobre todo si no nos has hecho caso y no has aumentado las precargas) y la distancia libre al suelo se reducirá drásticamente.

Rozarás mucho más fácilmente, y rozarán partes fijas de la moto, las más peligrosas porque implican una pérdida de apoyo de las ruedas. Mucho cuidado y pocas brusquedades. El segundo problema es que los neumáticos sufrirán esfuerzos mucho mayores, sobre todo sus carcasas.

Igual que debemos aumentar la precarga de los muelles en las suspensiones, también debemos aumentar la «precarga» de las carcasas de los neumáticos con unas presiones de hinchado mayores. Las aceleraciones no solo nos importan a la salida de las curvas.

Una maniobra que andando solos puede ser sencillísima por la gran capacidad de aceleración de nuestra moto, podría complicarse si vamos acompañados, sobre todo si llevamos una moto limitada a 34-48 CV o de una potencia no «sobrada». Hicimos un par de medidas comparativas solo/acompañado en nuestra Bandit 1200 de pruebas, y lógicamente el poderoso tetracilíndrico de la Suzuki no se resintió mucho, a pesar de lo cual puedes ver las diferencias en el gráfico, al hacerlo sin cambiar de marcha (en tercera) o reduciendo y acelerando hasta el límite del cuentavueltas.

En los dos casos partimos de la misma velocidad. Obviamente es más rápido (y menos arriesgado) el adelantamiento con reducción, así que tenlo muy en cuenta si tu moto no va sobrada de potencia. Nada de salir «adormilado» si no sobra el espacio para adelantar con seguridad. Por cierto, ojalá les enseñaran esto a muchos conductores de coches, más hoy día con tantas vías de un solo sentido (autovías). Casi nadie «sabe» adelantar y es así como se producen muchos accidentes en vías secundarias (es más fácil poner radares en las autovías, claro).


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jueves, 12 de enero de 2012

¿CUANTO TUMBA CADA MOTO SEGUN MOTOCICLISMO??

En la pista de pruebas de Motociclismo trazamos un círculo de 46 metros de diámetro (una curva muy cerrada) y nos ponemos a dar vueltas con cada moto, cada vez más rápido y más inclinado, hasta llegar al límite, que cada moto marca a su manera: unas se ponen a deslizar de delante, otras rozan en cuanto nos empeñamos un poco. A continuación tienes un resumen de algunas de las motos de varios tipos diferentes que hemos probado en esas condiciones y tres ejemplos concretos.

Yamaha YZF-R1 58km/h 53
Suzuki GSX-R 750 56km/h 52 grados inclinación
KTM 990 Superduke * 55km/h 51 grados inclinación
Triumph Speed Triple 55km/h 51 grados inclinación
Suzuki GS 500 E * 55km/h 50 grados inclinación
Buell Ulysses * 54km/h 50 grados inclinación
KYM 640 LC4 Enduro 54km/h 46 grados inclinación
BMW R 1100 S * 53km/h 49 grados inclinación
BMW R 1200 GS * 51km/h 45 grados inclinación
Yamaha FJR 1300 * 50km/h 46 grados inclinación
Yamaha BT 1100 * 48km/h 43 grados inclinación
Harley-Davidson VRSCA V-Rod * 46km/h 44 grados inclinación
Honda Gold Wing * 45km/h 42 grados inclinación
Suzuki VTX 1800 * 40km/h 38 grados inclinación
NOTA: Las motos marcadas con asterisco llegaban al límite «físico» de inclinación antes que al «posible», porque rozaban partes mecánicas fi jas que hacían imposible seguir inclinando. Su límite es pues de capacidad de inclinac

Con una superdeportiva puedes llegar a hacer este giro realmente rápido, siempre de forma estable y precisa, y acercándote de forma predecible al límite. Primero rozarán suave e inofensivamente los estribos (avisadores), insistiendo llegaremos a hacer deslizar la rueda delantera dejando unas visibles marcas negras en el asfalto.

Con una moto más pesada y baja perderemos casi un 20 por ciento de velocidad de paso y 10 grados de inclinación: ahí está el problema, pues incluso con el obvio esfuerzo y empeño del piloto ya está rozando «todo» y lo único que queda por hacer es ser paciente y subir el volumen de la radio para no oír los ruidos de todo lo que arrastra…

Con una trail, más alta y de neumáticos más estrechos vemos algo quizá sorprendente: la velocidad de paso por una curva tan cerrada es apenas más baja que con una superdeportiva (casi igual), pero la trail necesita una inclinación bastante menor. En su caso, el límite llega porque los neumáticos de tacos deslizan de forma limpia dejando en el asfalto marcas de ambas ruedas.

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martes, 10 de enero de 2012

¿CUANTO INCLINA CADA MOTO??

La dinámica y la física no engañan, y si las tres motos están girando en círculos del mismo diámetro y a la misma velocidad, sus centros de gravedad tendrán que tener una posición relativa idéntica: es la inclinación «efectiva», desde el punto de contacto más interior del neumático al centro de gravedad.

La razón por la que interesa descolgarse en la curva es que, al desplazar el centro de gravedad hacia el interior de la curva, desviaremos la inclinación «eficaz» acercándola a la inclinación real de la moto, y la diferencia será menor, es decir, la moto podrá inclinar algo menos, lo cual como veremos es beneficioso tanto para el agarre como para el límite de inclinación. La ganancia es del orden de dos a cinco grados, que puede no parecer mucho pero en este caso es lo que marcaba la diferencia entre la moto ligera y la deportiva media.

Una moto de pequeña cilindrada, con un neumático trasero relativamente estrecho (130 mm). El centro de gravedad (CG) está algo alto (650 mm) y el piloto supone una parte importante del peso total, sobre una tercera parte.

La inclinación «efectiva» es de 40,5 grados, y como el neumático es estrecho el punto de contacto solo está desplazado unos 55 milímetros de su centro. Por lo tanto, esta moto necesita inclinarse menos para que coincida la línea que une el centro del neumático y el centro de gravedad, con la que une ese punto del neumático con el CG: unos 4,5 grados, lo que sumado a esos 40,5 «efectivos» resultan en una inclinación total de 45 grados.

Una deportiva media, con un ancho neumático trasero (180 mm) y un centro de gravedad más bajo, a 600 mm, porque el peso del piloto (alto) influye menos que en el caso anterior que el de la moto (bajo).

Aquí el punto interior de contacto del neumático puede estar más desplazado del centro, casi 80 mm, así que la línea que une el centro del neumático y el CG está más separada de la que nos define la inclinación eficaz, en este caso 7 grados.

La moto tiene que inclinarse 47 grados, es decir, más que la anterior. Un centro de gravedad más alto permite inclinar menos a la misma velocidad, lo que favorece la manejabilidad. Sí, las motos de carreras tienen el CG más alto.

El caso más extremo es una custom, muy bajita y con un anchísimo neumático trasero (240 mm). El centro de gravedad está ahora a apenas 500 mm del suelo, debido a la construcción de la moto (pesada y baja), y la gran anchura del neumático desplaza mucho el punto de contacto interior de su centro, de forma que las líneas teóricas forman un ángulo muy superior al anterior, de más de 12 grados, obligando a adoptar una inclinación teórica de 53 grados.

Decimos «teórica» porque, en estas motos, mucho antes de eso estarán rozando partes mecánicas que impiden inclinar más: sencillamente con esa moto no se puede pasar a esa velocidad por una curva de ese radio.

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domingo, 8 de enero de 2012

VIVIR DE LADO

En capítulos anteriores hemos aprendido cómo presionamos ligeramente el manillar hacia el lado contrario al que queremos girar para, instantes después, estar girando hacia ese lado, y cómo aprovechamos ese juego de fuerzas cuando tenemos la moto inclinada para dirigirla hacia donde queremos por una trazada previamente estudiada y elegida que nos proporcionará máxima efi cacia, es decir, buena velocidad y mucha seguridad.

Y aquí está una de las claves, quizás la esencia, de pilotar una moto: lo que ocurre mientras estamos con ella inclinada pasando por una curva. ¿Por qué nos inclinamos? Todos lo sabemos, si no lo hiciéramos la fuerza centrífuga nos sacaría hacia fuera al trazar una curva.

Piloto y moto se inclinan para mitigar esas fuerzas laterales, para convertirlas en fuerzas verticales que solo nos presionarán sobre nuestro asiento y hundirán ligeramente nuestras suspensiones. Incluso quien pasea tranquilamente con su custom siente todo esto en un tramo de curvas.

Inclinar en las curvas no sólo nos hace más rápidos, te transmite esa sensación tan especial que mezcla acrobacia, deportividad y temeridad... Y este «vuelo» es más bajo cuanto mayor es la velocidad, al contrario de lo que sientes en un coche, donde las fuerzas te agitan en tu asiento.

¿Cuánto podemos inclinar?
Cada piloto y cada situación son diferentes, pero podemos decir que manteniendo inclinaciones hasta 40 grados (recuerda que 45 grados es medio ángulo recto o 90 grados, que sería la moto vertical «recta») en una carretera limpia y seca, con una moto con un chasis en condiciones y unos neumáticos correctamente elegidos y mantenidos (¡esas presiones!), es suficiente para disfrutar al máximo de la conducción garantizando a la vez una buena reserva de seguridad.

En realidad para sentir todo eso que acabamos de describir no hace falta ir a velocidades estratosféricas, al contrario, esa es otra ventaja de las motos, pues muy lejos de los límites reales se puede disfrutar perfectamente de la dinámica de las dos ruedas.

Nuestro cerebro está «calibrado» en un margen de unos 20 grados de inclinación, a partir de ahí la sensación ya no es de inclinación sino de caída. Eso es, por ejemplo, lo que nos hace mantener la cabeza casi erguida cuando estamos en una zona de curvas con mucha más inclinación, y aún así es necesario cierto entrenamiento como ya hemos visto para que, sobre todo en caso de riesgo inesperado, el cerebro no nos juegue una mala pasada por simple desorientación.

Aún quien está muy entrenado y suele rodar en circuito, si es consciente de que la prioridad es rodar seguro, siempre se guarda un margen de seguridad, en torno al diez por ciento, para esos imprevistos. Hemos destacado cuánto puede inclinar cada tipo de moto y por qué algunas deben inclinar más que otras para pasar por la misma curva a la misma velocidad.


Inclinación en curva Cuestión de agarre
Es evidente que cuanto mayor sea el agarre, más podremos inclinar y más deprisa podremos pasar por una curva. La semana que viene veremos precisamente y en detalle dónde están los límites del agarre de diferentes tipos de firme, pero la relación entre inclinación y agarre no es lineal sino geométrica, es decir, que duplicar la velocidad de paso cuesta mucho más del doble de inclinación.

La dinámica de una moto en movimiento es tan compleja que a veces se habla de «magia», pero detrás de eso se esconden una serie de misterios fí sicos que merece la pena repasar con más tranquilidad.

Los motivos técnicos por los que una moto «es como es» son tan interesantes como complejas eran las interacciones de fuerzas a la hora de girar y que vimos en las entregas anteriores. Cuando llegamos a una curva, decidimos qué trazada seguiremos y adaptamos nuestra velocidad de acuerdo a eso.

A partir de ahí, mientras giramos, se genera la fuerza centrífuga, que es transversal al punto de contacto del neumático con el asfalto. Lo grande que pueda ser esa fuerza sin que el neumático resbale hacia el exterior de la curva por no ser capaz de digerirla, lo decide la adherencia que, como hemos comentado, veremos en detalle la semana que viene.

Arrastrar los hierros
Luego está la distancia libre al suelo, algo que en muchas ocasiones es el auténtico límite de cada moto. Mientras las modernas superdeportivas están diseñadas de forma que, incluso en circuito, lo único que roza el suelo son los avisadores de las estriberas plegables (que están para eso), las motos más turísticas están mucho más limitadas.

Y de las motos custom mejor ni hablemos, ya que para una conducción alegre están muy penalizadas por su escasa altura libre al suelo y, cuando los llevan, anchos neumáticos traseros, una combinación terrible desde el punto de vista dinámico (aunque fantástica desde el punto de vista estético).

Aunque pueda parecer lo contrario, un centro de gravedad bajo -caso de las custom- perjudica notablemente la manejabilidad en movimiento (en parado lógicamente no), en la fase de entrada, es malo para la velocidad de paso por curva y perjudica la adherencia al acelerar saliendo de ellas.

Al contrario, un centro de gravedad localizado demasiado alto, como pueda ocurrir en una gran trail por ejemplo, perjudica la estabilidad en línea recta y durante la frenada, además de obviamente la manejabilidad en parado.

Si la moto está diseñada de forma que el caballete, los estribos o el mismo chasis, o el motor y el escape, están demasiado bajos o sobresalen, eso impedirá que en conducción rápida podamos inclinar más aunque los neumáticos todavía tengan una buena reserva de adherencia.

Las consecuencias de esto están muy claras y no son buenas: si lo llegamos a necesitar, porque hemos previsto mal nuestra trazada o porque debemos rectificarla para esquivar algo, no podremos cerrar más el radio de giro y estaremos en la situación que vimos la semana pasada, de trazada errónea que se «abre». En curvas a derechas, hacia el tráfico en sentido contrario, y en curvas a izquierdas, hacia fuera de la carretera o el temido guardarrail.

Cómo influyen la posición del centro de gravedad, la altura libre para inclinar y los neumáticos, está bien clara en la tabla comparativa que tienes en un recuadro entre varias motos que pasan por la misma curva, desde una deportivísima R a una tranquila custom. Sin embargo, te aseguro que a pesar de las tremendas diferencias en prestaciones durante el paso por curva que hay entre unas y otras, puedes disfrutar igualmente del placer de pilotaje al inclinar con cualquiera de ellas.

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