martes, 27 de diciembre de 2011

Fallos habituales en curvas

Miedo a inclinar
El miedo a inclinar más la moto en plena curva es uno de los primeros que hay que vencer porque, si no, tarde o temprano nos encontraremos en una situación en la que el radio de nuestra curva acabará en el carril contrario (a derechas) o en el campo (a izquierdas).

El origen de ese miedo suele estar en la falta de práctica: quien tenga miedo a inclinar mucho tendrá grandes problemas en curvas de radio decreciente o en aquellas en que haya sobrevalorado sus posibilidades y haya entrado demasiado deprisa.

La práctica es mejor conseguirla en cursillos en circuito, desde luego, donde se puede llegar a inclinar lo que se quiera: todos los que han hecho un curso se han sorprendido en su primera vez al descubrir que rozaban estriberas o rodillas.

Si te encuentras con una trazada que se abre o una curva que se cierra, y necesitas inclinar más la moto para girar con un radio menor, ante todo recuerda esto que estás leyendo y mantén la calma: la situación puede salvarse sabiendo qué hacer.

Deberás forzar la moto a entrar más en la curva a base de pequeños pero decididos impulsos en el manillar, acariciando el freno trasero y sin tocar el delantero. Si no lo has podido practicar antes llegará un momento en que tu cerebro se resistirá a inclinar más, ya que nuestro sistema de equilibrio no funciona bien a más de 20 grados sin entrenamiento.

Si es así, y la cosa se pone fea, entonces recuerda lo que vimos de los «estilos» de pilotaje: adopta una postura más conservadora, más «trail», con el cuerpo más erguido pero tirando más la moto para poder cerrar la trayectoria.

Miedo a soltar frenos
Otra situación bastante típica es la siguiente: después de una larga recta o de una aceleración demasiado eufórica, llegamos a la curva más rápido de lo previsto, y a la hora de frenar nos quedamos bloqueados al descubrir la curva, empezando a «pasarnos de frenada» porque superamos el punto óptimo de giro (ápice) sin haber soltado todavía los frenos.

Llegar a esa situación también puede deberse a factores externos, es decir, puede darse no sólo porque hemos llegado muy rápido, sino porque haya «algo» (mancha, grava, animal suelto…) que nos obligue a rectificar nuestra trayectoria y frenar tarde.

Mientras esto ocurre vemos que la moto «no quiere» entrar en la curva y sigue abriendo su trayectoria como si hubiera unos raíles en el asfalto que la obligaran a seguir recta. ¿Qué está pasando?

Muy sencillo: es la tendencia que vimos tienen todas las motos a «levantarse» cuando frenamos inclinados, debido al par de fuerzas que se genera entre la fuerza de frenado y la tracción del ancho neumático delantero, inclinado; con el riesgo añadido que si superamos la fuerza de frenado máxima, sufriremos una caída.

Por supuesto, y como en el caso anterior, también influye la psicología: si no tienes práctica tu cerebro no está familiarizado con la velocidad y las desaceleraciones tan fuertes que son posibles con los frenos de una moto, y conseguir ese entrenamiento es, de nuevo, solo posible con seguridad en un circuito y con supervisión y ayuda (cursillo).

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