domingo, 5 de junio de 2011

Mi experiencia de viaje desde el asiento de atrás

Una guía para futuras/os copilotos


Todo viaje largo en motocicleta (entendamos desde 500 km. hasta…) requiere de preparativos previos y de una seria y contundente concientización de que vas a emprender una aventura que tus padres calificarán de “locura” y que tus amigas envidiarán sinceramente, aunque te digan que es peligroso y que ellas jamás, ni locas lo harían. Pero vos sabés que tu locura es la suficiente como para aceptar el desafío y que todavía conservás un poquito de responsabilidad como para organizar los detalles.


Todo lo que voy a sugerirte aquí lo aprendí después de haberlo padecido, ya que luego de diez viajes como copiloto por la Patagonia, uno por Córdoba y Mendoza, cuatro a Mar del Plata, otro a Villa Ventana y algunos más cortos, los errores cometidos fueron todos los que puedas imaginarte. Estos comentarios son para vos, que vas en el tan prestigioso asiento de atrás, viendo sólo la mitad de la ruta, pero viéndola sin necesidad de manejar, lo cual es un privilegio del que no deberías dudar.

La indumentaria: Por supuesto, todo depende de la moto en que viajes (cilindrada, velocidad, comodidad, etc.) pero hay datos que pueden serte útiles para cualquiera de ellas. Para saber la indumentaria que necesitarás, será preciso que te asesores sobre el clima del lugar de destino y del trayecto: pensá que en muchos lugares el sol es fuerte, pero de noche hace frío. Para viajar, no te recomiendo las zapatillas de lona, no sólo porque permiten que pase el frío, sino porque sus suelas son finitas y al cabo de unos cuantos kilómetros tus pies no sabrán cómo acomodarse en los pedalines.

Si el clima es frío, tené la precaución de abrigar muy bien los pies, las manos, el cuello y la cintura en la espalda, aunque el frío se siente también en las rodillas.

Si hace calor, es conveniente viajar con pantalón largo y tener mucho cuidado con los insectos. Abejas, avispas y jejenes hacen estragos si se te cuelan por entre mangas y pantalones ¡y te aseguro que lo logran! ¿Nunca sentiste la desesperación de ir a más de 100 km/h y que una avispa te revolotee dentro del casco?...

También es útil llevar equipo para la lluvia e incluir entre la ropa una muda lista para el viaje. El inconveniente de que te sorprenda un lindo chaparrón en el medio de la nada es que el pantalón empieza a pesar inimaginadamente y te sentís muy incómoda.

El equipaje: Lo primero que deberás tener en cuenta es que durante un viaje largo el cuerpo se cansa (en especial el cuello, los hombros y el “asiento”), por lo tanto, en el momento de acomodar las mochilas en la moto, hacelo de manera que no lleves nada sobre los hombros. Ubicá los bolsos de forma que no tengas que correr nada de lugar cuando quieras bajarte.

Las alforjas de cuero son hermosas, pero no tienen gran capacidad. Podés adaptar mochilas comunes, pues son amplias e impermeables. Controlá que no toquen los caños de escape, porque podrían quemarse.

Si no llevás el abrigo, los guantes y el equipo para lluvia puestos, asignales en los bolsos un lugar práctico, del que los puedas sacar rápidamente y sin desarmar todo el equipaje.

Improvisá un pequeño botiquín con Caladryl o algo para los insectos, curitas y aspirinas.

Mientras el piloto acondiciona la moto para el viaje, averiguá si hay tramos extensos del camino sin estaciones de servicio, en que la autonomía del tanque de nafta no sea suficiente, para saber si tendrás que llevar un bidón. Y no olvides llevar un trapito limpio (te podría decir una franela, pero para qué, si finalmente terminamos con un pedazo de trapo cualquiera!) ya que es tarea del copiloto limpiar las viseras de los cascos en cada parada.

La predisposición: Tu función principal como copiloto es DISFRUTAR… Observá todo, devorá el paisaje. Para mí, ni siquiera el campo más llano es monótono. Sólo viajando en moto aprecié de cerca iguanas al sol y enormes cerdos con sus crías, vi las vacas hundidas hasta el “cogote” en el agua, o me asombré al ver cómo un caballo se posiciona con las patas hacia atrás para hacer pis. Ni hablar de los zorros, las serpientes, los ñandúes, los ciervos y las aves que aparecerán ante tu encascada cabeza como las aceleradas imágenes de los videojuegos.

Observá todo, disfrutá, pero estate atento al camino. Un buen copiloto debe saber cómo inclinarse al doblar, cuándo moverse en su asiento y cómo enfrentar un lomo de burro que el piloto descubrió tarde a la entrada de un pueblo. No te duermas. La aventura no se merece ese desprecio.

Ante una dificultad, colaborá, pero no marees. Opiná, pero no dirijas.

Recordá que sos el participante privilegiado de esta aventura.

¿Estás preparado?...


Verónica

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