lunes, 2 de diciembre de 2013

COMPRAR UNA MOTO DE SEGUNDA MANO

Era cuestión de tiempo que volviera a picarme el gusanillo de tener una moto propia a la que hacer perrerías, así que llevo algún tiempo embarcado en la montaña rusa que supone el mercado de segunda mano. Sobra decir que no es la primera vez que me enfrento al reto de conseguir algo bueno, bonito y barato, pero tengo la impresión de que cuanto más metido estoy en el mundo de las dos ruedas más pegas surgen en cada posible candidata.


Quisiera compartir con vosotros mi experiencia y que os sirva como guía a la hora de salir al campo de batalla a luchar por un trato justo, así que vamos a afrontar el tema desde distintos frentes.

Segunda mano: elección de candidatas

Vale, sí, ésto es subjetivo pero al final funciona igual en todos los tipos de moto. Tenemos que ver qué moto queremos, básicamente por lo que nos diga la patata el corazón pero también hemos de atener a ciertas razones en función de nuestro presupuesto. Mi objetivo ha estado siempre por debajo de los 3.000 euros, pero comencé mucho más abajo y las circunstancias me han obligado a ir subiendo y plantearme otras opciones más, digamos, sensatas.

Mi encaprichamiento ha estado con un modelo que siempre me ha gustado y que era un referente en su época dorada que hizo temblar al resto de sus contrincantes de categoría, la Yamaha YZF R6. Pero el modelo que me gusta es la 2001, aunque se diferenciaba realmente poco de la primera tirada, sólo cambiaban el colín con faro de led y decoración menos sobria, seguía siendo de carburación.

A partir de aquí empezamos a navegar por páginas de clasificados, filtrar y tirar de Ctrl+click. Si no nos queremos volver locos lo mejor es ceñirse a ciertos parámetros inamovibles, y que aunque pueda parecerlo el precio no tiene que ser uno de ellos. Mis requisitos han sido que tuvieran menos de 30.000 kilómetros, lo más próximos a los 20.000 que fuera posible, que fueran lo más de serie posibles y que tuvieran un único propietario.


Os puedo asegurar que algo así es una auténtica quimera, y que de los cientos de modelos que he localizado sólo uno reunía esos tres requisitos. Pero ya os hablaré de éste caso concreto más adelante.

Una vez metidos en harina es relativamente fácil filtrar por los parámetros de kilometraje, pero los otros dos son otro cantar. En el mundo de las motos es muy difícil encontrar unidades que sólo hayan tenido un dueño, y entre las deportivas más todavía, además es algo que no se ve a simple vista, por lo que primero vamos a ir rebuscando cosas a golpe de foto.


De cada modelo lo primero que busco en cada anuncio es que si no pone el kilometraje haya alguna foto del cuadro de mandos en el que aparezca el odómetro, de no ser así descarto inmediatamente. ¿Porqué?, pues por la simple razón de que un kilometraje para un comprador sólo puede ser bajo, razonable o alto. Si es bajo el vendedor lo pone porque es algo positivo, si es razonable también, pero si es alto y va a restar interés a la oferta mejor no ponerlo.

El segundo paso es identificar piezas que no son de serie, como tubos de escape, puños, cúpulas, intermitentes, matrículas… Ni mucho menos es por ver lo guapa que está y que sea algo determinante en el proceso de decisión, sino porque pueden delatar posibles caídas. Si se han sustituido del mismo lateral el escape y la maneta, y lleva instaladas estriberas diferentes a las de origen, descartada. Es conveniente para ver posibles caídas repasar el estado de las uniones de las diferentes piezas del carenado y que no haya grietas cerca de los tornillos que lo unen al chasis.

Quizá puede que no haya tenido caídas pero sí un uso demasiado exigente, siendo lo más habitual del mundo encontrarse motos que han sido carne de circuito que ahora pasan a modélicas motos de carretera. Hay infinidad de motos procedentes de la Yamaha Challenge que han sido revendidas como motos de uso esporádico. Algunos puntos que pueden delatar éstos usos son los avisadores de las estriberas si están rozados o directamente cortados, excesivas marcas en los aros de las llantas por cambios de neumáticos o cableados que no están donde deberían.

Ya se que os puede sonar a perogrullada, pero muchas veces se nos olvidan ciertas cosas. Muy importante es que toleremos el tuneo de ciertas piezas como intermitentes o portamatrículas, sólo, única y exclusivamente cuando se hayan guardado las piezas de serie. ¿Aunque estén homologados los nuevos?, sí, porque eso dice mucho del propietario, así que aunque no descartamos directamente por ello, pero se queda en un segundo plano. ¿Y si no están homologados?, tú verás, pero yo descarto.

Otro aspecto importante es la carrocería. Algunos son muy dados a sentirse grandes moto-decoradores o han visto mucho American Chopper, eso en el mejor de los casos, en el peor será un signo inequívoco de problemas. He visto una R6 con la carrocería de un color con todas sus pegatinas, el guardabarros de otro color y el depósito de un tercero distinto. ¿Cuál es el bueno?, no lo se, ni me voy a parar a investigarlo. Aconsejo encarecidamente tirar de Google, yo aunque soy muy friki y me conozco casi todas las decoraciones existentes de las motos de memoria siempre hago una búsqueda rápida para jugar a las diferencias.

Entre las competidoras que he barajado encontré otra japonesa (en realidad todas mis opciones son orientales, aunque soy muy de europeas) muy bien de precio, con menos de 20.000 kilómetros, del color que me gustaba y aparentemente bien cuidada. Al ponerme en contacto con el propietario me mandó fotos en las que no tenía la parte media ni inferior del carenado, al preguntarle por qué le había pasado me dijo, literalmente, que había aprovechado para dejarla “de verano” después de haber tenido un arrastrón. Tío, desde el respeto, no es forma de vender una moto.

Tras largas, muy largas, horas navegando y dejándome los ojos en la pantalla y escribiendo correos (muchos sin respuesta), resulta que el fruto de tal esfuerzo reduce las opciones a sólo unas pocas candidatas. Ahora llega el momento de pasar a las llamadas telefónicas para investigar más a fondo. Aquí tengo que decir que soy un poco tajante, porque me tiene que caer bien el vendedor, si no es así automáticamente paso del tema por muy bien que esté la moto. Hay muchas llamadas en las que parece que estás estropeando la siesta a la gente y no son especialmente amables, pero espera, tú vendes una moto, ¿no?, así que no me hables como si te debiera algo yo a ti, en todo caso sería al contrario.

http://www.motorpasionmoto.com/industria/la-gran-aventura-de-comprar-una-moto-de-segunda-mano-parte-1?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+motorpasionmoto+%28Motorpasionmoto%29#   Hoy seguimos analizando los procesos de relación entre comprador y vendedor, ahora por teléfono. Las preguntas que suelo hacer son las típicas así que no me voy a explayar, pero en una llamada sobre una japonesa (moto, no persona) del 2003, al preguntar qué me podía contar sobre la moto, el individuo me dijo “pues lleva un Leovinchi, pinzas Brembo, discos de freno floreados y horquilla de competición”.

Vale, el Leo Vince pase que lo remarques, pero suspensiones y frenos eran de serie, aun así puedo entender el exceso de motivación de cada uno por su montura, lo que fulminó a la japo de mi lista fue lo que dijo a continuación. “Lo único malo que tiene es que duerme en la calle y la falta alguna pieza“. Peeerfecto.

Por lo general no hace falta sonsacar información a nadie, muchas veces se dice más por omisión que por mencionar algo expresamente. Si llamo a preguntar por una moto espero que me informes, no que me digan “¿y qué quieres saber?”. En ese caso reclamo mi dosis de información a cerca de número de propietarios, kilometraje, uso, revisiones, mantenimiento, dónde se han realizado estos servicios, y matrícula para en caso de estar realmente interesados verificar lo que podamos de la historia del vehículo en la Dirección General de Tráfico. Si veo lagunas en cualquiera de los apartados, o de cualquier cosa que se me ocurra, descarto. Hay muchas veces que el vendedor pone pegas con dar el número de placa, así que es posible que haya que ir buscando otra alternativa.

Segunda mano: ¿a qué nos atenemos?

Debemos hacer de detectives, especialmente porque es nuestro dinero el que está en juego, así que hagamos todo lo posible para que no nos la cuelen. No son ni uno ni dos los que me han dicho que vendían una moto que no era de ellos, sino de otra persona a la que “gestionaba” el anuncio. Puede ser cierto o puede no serlo, pero como futuros posibles dueños del vehículo tenemos que ponernos, siempre, en el peor de los casos.

En las cuentas que me he hecho para comprar la moto he incluido las simulaciones de posibles seguros, transferencia, desplazamientos, y algo de margen para posibles imprevistos. Hay que tener en cuenta que estamos mirando motos usadas, que aunque tengan pocos kilómetros tienen más de una década y pese a funcionar como un reloj es posible que haya alguna junta picada, suspensiones pendientes de actualización o cualquier otro defecto que debamos arreglar por nuestra cuenta y que al vendedor se le haya “olvidado” mencionar antes de la transacción.


Tras las conversaciones telefónicas habremos descartado alguna que otra candidata más, así que de las pocas que nos quedan tenemos que decidir cuáles vamos a ir a ver en persona. Pero antes de ésto ya os aseguro que de ellas sólo pasarán el filtro una cuarta parte de las que hayan pasado las semifinales. Las fotos que vemos por internet dejan mucho que desear y en persona los defectos saltan a la vista como si fueran maromos del Eurobasket.


Segunda mano: mirar hasta donde lleguen nuestros conocimientos

Casualmente, retomando lo que os contaba en la parte anterior, una de mis primeras opciones era una bonita Yamaha R6 roja del 2002 que al principio me pareció demasiado idílica, con un único dueño de más de 50 años, en torno a los 20.000 kilómetros, y bien cuidada, con pocos extras y las piezas originales guardadas así que me decidí ir a verla. No os puedo engañar, me encantó, estaba mimadísima.

No encontré impactos de piedras en el paso de rueda trasero, las piezas de aluminio brillaban casi como el primer día, la tuerca del eje trasero y las contratuercas no tenían marcas típicas de tensar la cadena, ningún tornillo del carenado había sido manipulado, tenía todas las pegatinas originales, el cableado bajo la araña del faro estaba en su sitio y no había sido encintado por ninguna parte. Sólo había restos de refrigerante seco en la tapa de la bomba del agua, pero no tenía porqué significar nada.

Volví muy caliente a casa, y nada más posarme sobre el sofá tiré de agenda para pasar las fotos y toda la información a mi mecánico de cabecera, Koke, un mecánico de esos de los de la vieja escuela que viven las motos y regenta el Doctor Bike en Madrid, para consultarle la jugada. Fue tajante, “búscate otra” me dijo, y continuó diciéndome que debía ser casi la última de su estirpe porque aquellas R6 pecaban de falta de fiabilidad en el motor. Tras las dudas iniciales hice una búsqueda por la red y corroboré lo dicho, las camisas de los cilindros se fisuraban, perdían compresión y causaban holguras.

Es importante tener amigos hasta en el infierno, y un conocido con buenas dosis de mecánica puede ser la diferencia entre una buena compra y un saco sin fondo en el que gastar dinero. En mi caso la palabra de Koke va a misa, es perro viejo y aunque muy a mi pesar descarté la mejor de todas las opciones que había encontrado hasta el momento.

¿Y ahora qué?, pues no nos queda más remedio que variar el factor precio. Ésta R6 estaba en 2.500 euros, mi tope hasta ese momento, así que tocó ampliar el abanico hasta primero hasta los 3.000 euros y finalmente hasta los 3.500. De no poder ampliar nuestro radio de acción económicamente sólo nos queda prolongar la búsqueda en el tiempo y vigilar a diario los anuncios, al final nos los conoceremos casi todos y sabremos cuándo ha entrado uno nuevo, sólo tenemos que esperar la oferta que nos cuadre. Pero para eso hay que ser muy paciente, y reconozco que soy un cabezón, así que sigamos con el lío.

¿Merece la pena ahorrarse unos pocos cientos de euros?, depende. Si no perdemos la perspectiva racional la compra de una moto no deja de ser un capricho, así que todo depende de cuánto aprecio le tengamos a algo que no es vital. Yo quiero una moto que no me de problemas fuera de los propios inherentes al mantenimiento y consumibles, así que me apretaré un poco más el cinturón para dejar de lado mi capricho inicial para conseguir una moto que no condene mi economía. O esa era mi intención.

Se me olvidaba comentar la ingente cantidad de anuncios spam que os podéis encontrar, así que seguid un simple consejo y olvidaros de todo aquello que os parezca demasiado bueno para ser real, porque será casi con total seguridad mentira. Ejemplo claro, hay infinidad de anuncios de Yamaha R6 R por menos de 4.000 euros, y si necesitáis más información sobre el tema Albi lo trató detenidamente hace unos meses.

Finalmente, por 3.500 euros me cambié de marca y modelo, empecé a sondear el mercado de Honda CBR600RR y encontré varias 2005, pero la elegida fue una unidad en negro/gris, con 21.000 kilómetros, estrictamente de serie, con un uso de paseo y cuyos únicos defectos son estéticos. Sólo tenía un poco tocados los rodamientos de dirección (se solucionó aflojando el eje), el guardabarros delantero está roto y tiene una caída en parado. Conserva todos los adhesivos tanto del depósito como del basculante y de momento estoy muy contento con ella tras 1.500 kilómetros recorridos.

Sí, habrá opciones mejores, no lo dudo ni por un segundo, pero de todas las opciones que barajé ésta fue la más razonable sin tener que desplazarme a otra provincia (algo que por cierto desaconsejo salvo que lo tengáis muy claro).

Espero que con toda esta historia os haya ayudado aunque sea un poquito, o por lo menos os haya entretenido, y si tenéis dudas seguro que hay amigos que están encantados de ayudaros, así que no tengáis miedo de pedir consejo. Muchas veces pecamos de calenturientos, nos dejamos llevar por las apariencias y ya se sabe que muchas veces engañan.


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