miércoles, 16 de julio de 2014

Técnicas de conducción: lluvia en verano

Para muchos, la presencia de la lluvia equivale a dejar la moto o scooter aparcado. Lo cierto es que, precisamente cuando llueve, es cuando mayores atascos se forman y cuando más podemos aprovechar nuestras ventajas en agilidad y facilidad de aparcamiento, sobre todo si vamos en scooter, que ofrece una protección muy superior (no te mojas los pies, en moto la rueda delantera se encarga de empaparlos y lo suyo es ir con botas). Sin embargo, ir en moto con lluvia tiene sus contrapartidas: la incomodidad del agua (y frío) y el menor agarre del suelo. El frío y la humedad se combaten con buen equipamiento: desde que existe el Gore-Tex y membranas equivalentes no hemos vuelto a pasar frío ni mojarnos cuando llueve, así que invierte (porque duran muchos años, es una inversión) en una chaqueta y guantes apropiados si no lo has hecho ya. Eso, un pantalón de agua sencillo (plástico, para scooter incluso uno barato de Decathlon sirve) y por supuesto casco integral (nunca recomendamos usar abierto, pero si llueve obviamente menos).
Que el suelo resbala más es evidente, y en algunas zonas lisas, cuando ya en seco no agarra mucho, con agua se convierten en hielo: eso, y que los coches que nos acompañan en el tráfico «ven menos» por culpa del agua, nos debe hacer ser mucho más prudentes de lo normal. Deberemos ser suaves en nuestra conducción, y deberemos tener mayores márgenes y estar más atentos a los movimientos de quienes nos rodean. Pero debemos evitar ir «con miedo»: tómate la lluvia como lo que es, un elemento natural con el que hay que contar.

Prohibido pisar ahí

Hay una serie de superficies que ya en seco «dan respeto» por su poco agarre, pero que con agua se convierten en zonas muy deslizantes, tanto que pueden ser como hielo. Algunas son ya muy populares: las líneas blancas (señalización horizontal) son, todavía con muy contadas excepciones sólo, la amenaza mayor y más presente en todas las calles y carreteras. Cuidado, pues, con todo lo metálico (tapas, rejillas) o superficies pintadas, todo lo que sea «liso». Algunos pasos de cebra permiten «apuntar» para evitar pisar la pintura, pero en otros casos no hay forma (por no hablar de los «criminales» de algunos ayuntamientos, pintados enteros a dos colores). Cuando pase eso, que no quede más remedio que pasar por una zona muy deslizante, pásala «suelto», sin frenar, ni acelerar, ni girar. No hagas movimientos extraños que puedan hacerte perder la adherencia.


Sin miedo

Conducir agarrotado o «con miedo» porque está lloviendo o todo mojado, puede ser peor que hacerlo con demasiada «fogosidad» en estas condiciones. Procura conducir «suelto», las brusquedades fruto del miedo son muy malas: suavidad y calma son las claves de una conducción segura en agua. Imagina que «te están mirando» y que pretendes parecer muy seguro de lo que haces. Para perder el miedo, pon a prueba el agarre frenando con fuerza, primero con el trasero para ver con qué facilidad bloquea y cuánto agarre tienes realmente (suele ser más del que crees, pero a veces menos del que parece), pero también con el freno delantero: si no pruebas cuánto puedes frenar en esas condiciones, no lo sabrás y no podrás estimar cuáles son tus márgenes de seguridad reales. La prueba del freno trasero da mucha confianza y buena idea de cómo están las cosas.

Charcos: cuidado

Las motos, debido a la estrechez de los neumáticos (la «huella» tiene forma de elipse) y su pequeña zona de contacto con el suelo, son mucho menos propensas a sufrir «acuaplaning»: en coche es fácil sentir que alguna rueda está «flotando» sobre el agua en cuanto ésta se encharca ligeramente, perdiendo todo control en ese punto, más ahora que está tan de moda llevar ruedas anchísimas en los coches incluso ligeros (poco peso y mucha rueda igual a problemas en mojado). Pero incluso una moto con neumáticos anchos, sólo «pisa» esa pequeña zona ovalada que evacua bien el agua. Así que no tengas miedo si vas a pasar por un charco. Eso sí, el problema puede estar oculto bajo el agua: un bache o agujero, una rejilla u otro elemento deslizante… cuando estés atravesando esa zona, no hagas brusquedades, pasa con precaución por si encuentras un obstáculo escondido.


Sin visibilidad

Es posible que el mayor problema que tengas si llueve, sobre todo viajando, no sea si resbala más el asfalto mojado, sino que, sencillamente, no tengas visibilidad, y no nos referimos sólo a cuando otro vehículo te salpica. Es un gran problema, que además debe solucionarse «por anticipado»: si donde vives, o donde vas a viajar, suele llover, usa una visera nueva sin arañazos (evitan eliminar homogéneamente el agua y crean deslumbramientos de noche), y es buena idea usar «X-Rain» por fuera si tu visera lo admite (el agua «resbalará» dejándote ver bien), y «pin-lock» para evitar empañamiento por dentro. Si además usas gafas y la cosa se pone fea, mejor párate un rato a descansar: recuerda que una retirada a tiempo es una victoria…

El truco

Además de «olvidarse» de la incómoda lluvia y concentrarse en conducir suave y sin miedo, el mejor truco para conducir en mojado es poner a prueba la adherencia del suelo que pisamos. Un piloto de MotoGP sólo necesita hacerlo una vez porque rueda en circuito, pero nosotros pasamos por calles y carreteras variadas, con firmes de diferente tipo y en diferente estado de conservación. Es imprescindible que aprendas el «truco» de usar tu freno trasero para bloquear un instante esa rueda y así poder determinar cómo está el agarre, y adaptar tu ritmo y distancias de seguridad en consecuencia. Descubrirás la mayor parte de las veces que el agarre es mayor del que creías, buenas noticias, pero también de vez en cuando que hay zonas en las que hay que andarse con muchísimo cuidado…


  • Las ruedas es lo único que nos une al asfalto. Siempre insistimos en su importancia, y en la de llevarlos correctamente hinchados, pero si llueve, «más». Una rueda gastada y aparentemente «suficiente» en seco nos puede dar un serio disgusto en mojado, y cuesta poco dinero cambiarlas (al contrario que en muchas motos).
  • Presiones: si eres de los que la mira con frecuencia, ya sabes lo importantes que son y cuánto se notan. En agua puede ser una buena idea llevarlas ligeramente bajas (en su presión, pero en la parte «baja»), apenas perderemos agilidad y precisión y ganaremos agarre. Ojo, que si bajas más el resultado será peor, y además correrás mayor riesgo de acuaplaning (menos presión igual a más acuaplaning).
  • Evita pisar lo que no sea asfalto limpio y rugoso. Huye de líneas blancas, tapas, rejillas, etcétera, que con agua son «hielo».
  • Conduce suave: como si estrenaras tu moto o scooter, trata los mandos con suavidad y mimo.
  • Sé suave, pero decidido: si vas con miedo y agarrotado, cometerás más errores. Es peor eso que ir «demasiado alegre».
  • Buena visión: no «aproveches» las pantallas del casco si están arañadas, y usa productos que ayudan a mejorar la visibilidad en mojado. El «X-Rain» es tan milagroso como anuncian, en serio.
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