martes, 16 de diciembre de 2014

Recomendaciones para pasar la ITV de tu moto


El 55 por ciento de motos (y ciclomotores) que debía haber pasado la ITV durante 2013, no lo hizo. De las que sí pasaron la Inspección (el 45 por ciento de las que debían), casi una de cada cinco no la superó a la primera oportunidad (17 por ciento que sube a un 25 por ciento en el caso de los ciclomotores). Regularlo todo es propio de estados totalitarios, pero en una democracia como la nuestra solo ciertas áreas quedan cubiertas bajo el paraguas de la ley.

Una de ellas nos afecta de forma directa al sector de la moto. Y es que la Inspección Técnica de Vehículos se ha convertido, con el paso de los años desde su aparición en 1982, en un elemento fundamental de control sobre los vehículos que circulan por nuestras carreteras. Bien es cierto que el mercado de la moto en comparación con el del automóvil es minúsculo, pero no por ello se encuentra exento de cumplir con la normativa vigente. Es aquí donde empezamos a toparnos con «la madre del cordero».


Por norma general, las estaciones habilitadas para pasar la ITV siguen el protocolo marcado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Dicho protocolo queda reflejado en el correspondiente manual, donde se pormenoriza la forma de proceder. Las motos cuentan con su particular apartado, Sección II, en la que se apoyan los trabajadores encargados de realizar cada inspección. Cabría aclarar aquí el hecho de que dicha labor no es la de ejercer de policía; ya existe un cuerpo de seguridad encargado de velar por la seguridad del ciudadano y, por consiguiente, de la veracidad del trabajo desempeñado en las ITV. Las estaciones se encargan de verificar el correcto funcionamiento de cada vehículo que llega a sus instalaciones, siempre basándose en el preceptivo manual de obligado cumplimiento.

Mala fama

Una vez tenemos clara la función de las ITV, pasemos ahora a comprobar cómo se nos trata por su parte y qué impresión tienen de nosotros, los motoristas. Lo cierto es que desde la reciente liberalización del sector, competencia de cada autonomía, la aparición de este tipo de estaciones se ha multiplicado en territorios como Madrid, donde a lo largo de su Comunidad Autónoma se ha desplegado un importante número de centros, entre los cuales también ha surgido la inevitable competencia, guerra de precios incluida. Así, donde antes nos encontrábamos más encorsetados a la hora de pasar la inspección obligatoria, ahora vemos más predisposición por parte de los operarios en el trato para con el cliente.

¿Significa eso que podríamos encontrarnos con ciertas ITV en las que, por conseguir más clientes, fueran más flexibles a la hora de pasar un vehículo? En principio la respuesta debería ser negativa, en tanto en cuanto existen controles ocultos con «falsas» inspecciones de «falsos» clientes, cuyos vehículos arrojan incorrecciones dignas de un obligatorio «suspenso»; pero además, la firma que queda estampada en la ficha técnica de nuestra moto, tras pasar la inspección, entraña una responsabilidad para el operario encargado de ello: no sería la primera vez que se ha localizado una incoherencia entre el «supuesto aprobado» y el verdadero estado del vehículo.

Así con todo, la imagen del motorista no es precisamente la más apropiada para los inspectores de un buen número de ITV. Según nos comentan los propios trabajadores, el usuario de moto tiende a reformar «más de la cuenta», o al menos de forma casi habitual, su vehículo en ocasiones con elementos no homologados, más propios de competición que de un modelo de motocicleta matriculado para rodar por vías públicas.

Dicho con otras palabras y en definitiva, la experiencia indica que las motos crean más conflictos que los coches en cada revisión y, aunque no nos podamos comparar en número con los «enlatados», ni siquiera el nutrido grupo de cuatro ruedas «tuneados» consigue llegar al nivel de nuestro querido colectivo motorista. Da qué pensar…



Por ti, por todos

Otro «cantar» sería analizar con detenimiento lo oportuno de la norma, pero lo cierto es que, como te comento, es por la que deben regirse todas las ITV del territorio español. Lo que comenzó como una forma de regular el estado del parque móvil español con escasos enclaves, saturados y por lo general compuestos por trabajadores de trato no demasiado cordial, ha pasado a convertirse en un sector más abierto y competente en el que, si sabes bien dónde y cómo buscar, encontrarás no solo un buen trato especializado en el ámbito de la moto, sino también esquivar colas de espera o no sufrir un precio abusivo; bien es cierto que encontramos diferentes tarifas en función no solo de cada Comunidad Autónoma y su particular nivel impositivo, sino también de cada estación que puede llegar a incluir promociones puntuales con descuentos, pero si lo que de verdad esperas es un trato cercano siendo atendido por una persona que controla y entiende la moto no solo por trabajo, sino también como su propia pasión o la tuya, bienvenido sea.


Mientras tanto, el mejor consejo que pueda lanzarse para pasar tu próxima revisión no puede ser otro que el de mantener al día tu moto, ya sea por tu propia seguridad como por la de los demás, ¿o acaso no haces lo mismo con tu coche? En ese caso, el Estado recaudará por ti dos veces… Y por último, no olvides la documentación necesaria que te será requerida, a saber: permiso de circulación, tarjeta de inspección técnica y, en función de la provincia, también podrán pedirte el recibo del seguro en vigor o el DNI del conductor del vehículo y del propietario, en caso de que sean diferentes. Con todo en regla, nada debería preocuparte.



Variación de precios

En los tiempos que corren el precio de la Inspección se puede considerar ya como otro impuesto más, debido a su cotización claramente al alza comparado con el de no hace tantos años. Aunque lo cierto es que existe una variación de hasta algo más de un ¡200 por ciento! según la comunidad autónoma donde se efectúe el examen; y con diferencias más que notables, de hasta el doble del importe, incluso dentro de la misma comunidad. Es cuestión de hacerse un pequeño estudio de mercado de las estaciones más cercanas a nuestra área de acción y echar cuentas por si el desplazamiento hasta aquella más económica que la que conocemos cercana, merece la pena su peregrinaje. Ten en cuenta que si la inspección es desfavorable tocará volver hasta allí hasta superar el examen (no puedes ir a otra distinta si te «suspenden»).

El precio medio de la ITV se sitúa en 20,74€, lo que ha supuesto una rebaja casi un 4% con respecto a las tarifas del pasado 2013. Es en Murcia donde encontramos el importe más bajo, con 17,22€ -12,26€ en el caso de los ciclomotores-, y en Castilla y León donde el desembolso es el mayor, con 37,04€. Así que ya sabes: busca, compara y… decide. 

La ley en la mano

Dado que las ITV se apoyan en el manual de procedimiento dictado por el Ministerio de Industria, he aquí los puntos más habituales de controversia en los que suelen incurrir las motos que pasan revisión. Con la ley en la mano, cualquiera de los motivos que a continuación aparecen puede ser motivo suficiente de rechazo, si bien la acción y buen entendimiento del inspector también influyen en una decisión de tal calado. Piensa además en un detalle importante: tienen totalmente prohibido la manipulación de cualquier pieza de tu moto, e incluso se han dado casos de restringir el tiempo dedicado a una inspección, por lo que si se complica porque tu moto está «alicatada hasta los dientes», no será precisamente lo más conveniente…

  • Colectores y silenciadores: no se considera reforma su sustitución por otro homologado bajo la normativa 97/24/CE, así como los catalizadores bajo la directiva 2005/30/CE. Se recomienda acompañar la documentación de homologación incluida en la «caja»…
  • Cúpulas: no se considera reforma la cúpula que no sobrepase la altura máxima recogida en la homologación del vehículo; tampoco si puede desmontarse sin necesidad de herramienta.
  • Topes anti caída: su montaje no se considera reforma, siempre que no rebase la anchura total de la moto.
  • Maletas y alforjas: puedes montar cualquier juego homologado que no rebase la anchura total de la moto. En caso de carecer de homologación, necesitará la aprobación del proyecto elaborado por un laboratorio especializado. Posteriormente, quedará reflejado en la ficha técnica de la moto.
  • Porta matrículas: no se admiten cambios de emplazamiento (ojo las custom «tuneadas» con ello), ni dispositivos que modifiquen los ángulos de visibilidad o la inclinación de la placa de matrícula. Si dichos ángulos se respetan, puede cambiarse el porta matrículas.
  • Manillar: no suele ser un punto controvertido, pero si el inspector está convencido de que no se trata del original, siendo sustituido por otro auxiliar con el que la moto no ha salido del concesionario, puede ser considerado modificación y, por tanto, requerirá reforma para su legalización.
  • Frenos: las bombas de freno o latiguillos metálicos que no sean los originales de la moto pueden ser causa de rechazo. Podrás decir que frena más y mejor, pero en caso de que el inspector no tenga claro, por ejemplo, si los latiguillos de tu Triumph Street Triple son metálicos o no de origen, lo más probable es que no lo tenga en cuenta.
  • Pasajero: colocar una tapa de colín sobre el asiento del pasajero no se considera reforma. Ahora bien, al ser tu moto biplaza, debes conservar los estribos, así como el propio asiento. Un colín monoplaza en una moto homologada como biplaza, o al revés, no te permitirá pasar la inspección.
  • Estribos: es necesario que sean retráctiles, manteniendo a su vez la luz de freno independiente del pedal derecho.

¿Qué pasa en Europa? Sorpresa…

Quizás no lo sepas, pero hay países de nuestro entorno en los que la ITV (o cualquier inspección técnica periódica) no es obligatoria: en Francia sin ir más lejos, se ha implantado para ciclomotores apenas hace dos años, pero sigue sin ser obligatoria para las motos de más de 125. ¿Cómo es esto posible? Quizás te resulte chocante, pero aquí es fruto de un exceso de paternalismo por parte del Estado, y también por los intereses económicos que hay detrás de este negocio, porque no debemos olvidar que se trata de eso (un negocio).

De todas formas… ¿sabes cuántos accidentes de moto están provocados por un fallo mecánico? Pocos, muy pocos: los estudios más serios a nivel europeo cifran entre el uno y el dos por ciento la influencia decisiva del elemento mecánico en la causalidad de un accidente, ya fuera por fallo de frenos, ruedas en mal estado o con la presión incorrecta, luces estropeadas, etcétera. Cada accidente y cada víctima es un drama, sin duda, pero está claro que hay factores con mucha más influencia en los accidentes, y sobre los que se hace muy poco. El motivo de que el fallo mecánico esté detrás de tan pocos accidentes, y la justificación en Francia para que no pasen inspección, está en que el motorista es un conductor más responsable con su vehículo que otros usuarios, cuida más su moto y detecta más fácilmente cuándo necesita revisión. No sé si este retrato se cumple con los motoristas españoles… pero así es en casa de nuestros vecinos.

En cualquier caso el Parlamento Europeo ha aprobado una recomendación para que todos los países de la Unión impongan las inspecciones a las motos a partir de 2016 (ciclomotores 2018), en una Directiva que entró en vigor el pasado 19 de mayo (2014). Pero respecto de las motos tampoco será algo de obligado cumplimiento: la Directiva dice que «cada Estado miembro establecerá la periodicidad…». Así que es posible que dentro de unos años sigamos como ahora, donde en algunos países no sólo es obligatoria sino que se da por hecho que así debe ser (como en España), mientras en otros es justo al contrario (como en Francia).

http://www.motociclismo.es/consejos/mantenimiento/articulo/itv-para-motos/1